Hans-Christian Günther (eds.)

A Short Companion to Tibullus and the Corpus Tibullianum

Studia Classica et Mediaevalia, Band 22

Rezension


El presente Companion sobre Tibulo, aunque en una versión "corta", viene a sumarse a los otros Companions dedicados a los pricipales poetas latinos de la época augústea (así, entre otros, The Cambridge Companion to Virgil, editado por Ch. Martindale, 1997; The Cambridge Companion to Horace, editado por S. Harrison, 2007; Brill's Comapnion to Propertius, editado por Chr. Günther, 2006; y The Cambridge Companion to Ovid, editado por Ph. Hardie, 2002) y los dos que sobre la elegía latina aparecieron con una cierta proximidad cronológica hace unos anos: el editado por Barbara K. Gold en 2012 (A Companion to Roman Love Elegy, Oxford, Blackwell Publishing) y el preparado por Thea S.Thorsen en 2013 (The Cambridge Companion to Latin Love Elegy, Cambridge, University Press), volúmenes los dos en los que ya se dedicaba un capítulo particular al primero - y tal vez más descuidado por la crítica filológica - de la tríada de poetas elegíacos (véase la resena a ambos que publicó A. Ramírez de Verger en Estudios Clásicos 146, 2014, 61-74). En el primer caso, dentro de la primera parte dedicada a los autores del género (aunque en los dos libros hay alusiones al poeta en otros muchos de los apartados que lo componen y que tratan cuestiones métricas, literarias o de pervivencia), Tibulo ocupaba el cuarto capítulo escrito por Paul Allen Miller y en él daba cuenta del estado de la cuestíon de los estudios en torno a su obra y repasaba las características más significativas de los tres poemas que, a su juicio, mejor podían representar la naturaleza y la estructura de las elegías tibulianas: la 1.1, la 1.2 y la 2.3, mientras que un poco más adelante, en el capítulo sexto, Mathilde Skoie atendía cumplidamente a la problemática del denominado libri III del Corpus Tibullianum. Por su lado,en el Companion de Cambridge editado por Thorsen era Parshia Lee-Stecumquien, concluyendo su trabajo con una breve recensión de los comentarios y bibliografía crítica más relevantes sobre el poeta, también ilevaba a cabo un breve repaso sobre la tematología y características pricipales de Tibulo y del conjunto de la obra, incluido el citado libro III. Así pues, a todos estos volúmenes dedicados a la flor y nata de la poesía de la época de Augusto y al género que floreció bajo su principado hay que anadir ahora este libro que tiene como único protagonista al poeta de Gabios y que se constituye en una excelente herramienta de consulta, rápida y en formato breve, sobre cuestiones de obligado conocimiento para los eventuales lectores de Tibulo (estudiantes de literatura latina fundamentalmente), aunque tambièn sobre aspectos más puntuales y concretos en torno a los autores de estas páginas ponen sobre aviso al lector.

El volumen se abre con una telegráfica presentación de sur editor, H.Chr. Günther (autor, como él mismo se encarga de recordar, de dos recientes traducciones de las elegiás tibulianas y las de Sulpicia [aparecidas en esta misma editorial y colección en 2017 y 2016, respectivamente]), en la que recuerda, como hemos hecho nosotros en las palabras anteriores, la existencia de los Companions mencionados y la ausencia de uno dedicado exclusivamente a Tibulo, un autor por lo general poco estudiado en comparación con los poetas de su generación (circunstancia a la que también se refiere Rachel Philbrick en su recensión del libro que aquí resenamos aparecida en Bryn Mawr Classical Review en 2019). Tras este breve preámbulo, la obra que nos ocupa se organiza en tres capítulos de desigual extensión preparados por reconocidos especialistas en la elegía latina: Kevin Newman es el autor del más extenso de todos ellos, el titulado "The interpretation of Tibullus" (9-109); Robert Maltby lo es del relativo a "The Language, Style and Meter of Tibullus" (111-34); y Peter E. Knox del dedicado a "The Corpus Tibullianum" (135-60).

El capítulo inicial de Newman aborda, tras una suerte de introducción previa de factura menos académica, por así decir, que el rest de su aportación, cuestiones clave para el conocimiento e interpretación de la poesía de Tibulo como son las relatives a los principales temas y motivos que aparecen en su obra o a las del vínculo del poeta con la poesía helenística o con otros autores de su generación.

El planteamiento que subyace a las palabras a las palabras introductorias que preceden al análisis de las elegías tibulianas se sustenta en la idea de que la obra del poeta de Gabios puede entenderse mejor a la luz de la tradición literaria posterior y bajo el prisma del contraste entre el contexto histórico y literario del elegíaco y el de otros muchos poetas -y artistas en general- de distintas literaturas (principalmente la rusa, pero también la inglesa, la alemana, la francesa e incluso la espanola) y diversas épocas (desde el siglo XVI al siglo XX). Así, aquí se reflexiona desde tal punto de vista en torno a la musicalidad como nota característica de la poesía de Tibulo (de por qué Tibulo (de por qué de Tibulo es considerado un poeta "musical"), de su relción con Mesala no solo en cuanto a la amistad que los unió y al patronazgo literario que aquel ejerció sobre el poeta sino tambièn en cuanto a la influencia que en este pudo tener el protector de Tibulo como modelo literario (recuérdese lo que en el poema 9 del Catalepton pseudovirgiliano se dice a propósito de la producción poética, de signo teocriteo, de Mesala), de sus vínculos con Horacio y su poesía, del posicionamiento ideológico de Tibulo frente al pensamiento político de los demás poetas augústeos integrantes del círculo de Mecenas o de su reputación en la posteridad (a propósito del sentido que tienen las famosas palabras a él dedicadas por Quintiliano en Inst. X.1.93), entre otras cuestiones por las que el autor de este capítulo va transitando en su propósito de destacar aspectos ilamativos y relevantes de la poesía tibuliana (y especialmente notables, por la extensión que a ellas les reserva, son las palabras que dedica a los fenómenos estilísticos de receptición de sonidos). De esta parte prologal al lector espanol puede interesarle - y ilamarle la atención - la ecuación que Newman establece entre Tibulo y su poesía - además de otros poetas antiguos como Teócrito u Horacio - y fray Luis de León y su "Canción a la vida retirada", una cuestión que le sirve para destacar ante el lector la ayuda que en ese arrojar luz sobre la poesía tibuliana puede aportar la Literatura Comparada no tanto para analizar, como senala, la imitación de un autor clásico por un "poetic successor" (p.37) cuanto para estudiar su recepción en el más amplio sentido de la palabra. Aunque Newman se excusa de no tener excesivo espacio para desarrollar este asunto, dedica unas sugerentes páginas a la paridad de situaciones e intereses poéticos que se dan entre ambos autores - el latino el hispano -, viendo tanto lo que de la poesía del primero hay en la del segundo (es decir, lo que hay de imitación y recepción) como lo que de las circunstancias históricas vividas por el segundo pueden ayudar a comprender las del primero. En este caso, solo cabe lamentar, como diremos luego a propósito de la bibliografía que cierra el libro, la ausencia de mención alguna a trabajos espanoles o escritos en espanol sobre la relación entre ambos poetas (yespecialmente entre la elegía 1.1 de Tibulo y la Canción de fray Luis - que también tradujo parcialmente, recuérdese, la elegía 2.3 del elegíaco-).

El grueso de la aportación de Newman lo constituve el análisis detallado de los poemas que componen los libros I y II, de los que, a la par que glosa su contenido o traduce casi en su totalidad (como ocurre con la sobresaliente elegía 1.10), destaca fundamentalmente sus aspectos literarios y sus relaciones intertextuales con otros autores, dando siempre pistas al lector sobre la solidez de la poesía de Tibulo y la riqueza compositiva de sus versos. Por último, se dedican unas pocas páginas al libri III para repasar sucintamente, mas sin entrar en cuestiones espinosas, la problemática que afecta a las elegías de este parte del Corpus: las elegías de Lígdamo (demorándose puntal y especialmente en la número 4 sobre el sueno en el que se le aparece al poeta el dios Apolo), el Panegírico de Mesala, las elegías del ciclo de Sulpicia (las suyas propias y las del anónimo autor que habla de los amores de esta con Cerinto) y las dos últimas composiciones atribuidas unánimemente a Tibulo (aludiendo también al epigrama de Domicio Marso que sigue a todo lo anterior en la tradición manuscrita y que para Newman podría indicar que fue el propio Marso el editor de todo el conjunto al que habría anadido su tributo particular a la muerte del poeta escribiendo el consabido dístico que alude a la pérdida de este y de Virgilio en fechas cercanas.

Para concluir el capítulo, que se cierra en su final con un sumario de las custiones tratadas, se incluye un análísís de los principales temas y motivos presentes en la obra tibuliana (el campo y la ciudad, la Edad de Oro y la religíon, los jóvenes, el amor y el papel de la mujer, los sufrimientos del amante, las artes amatorias, la magia, la homosexualidad o Roma y el imperio) y se valora su relacíon con la poesía helenística en cuanto modelo del poeta, además de sus vínculos con otros autores del período augústeo (Virgilio y Ovidio).

El capítulo de R. Maltby, que, como se recordará, es autor de una traducción con amplio comentario a los libris I y II de Tibulo (publicada en Cambridge en 2002), se centra desde un plano más académico (téngase en cuenta, repetimos, que el libro está concebido para "acompanar" al estudiante que se adentra en el estudio del poeta tratado) en custiones formales de lengua, estilo y métrica. Unas palabras previas que funcionan a modo de estado de la cuestión preceden al detallado análisis que se ileva a cabo sobre los principales rasgos del estilo tibuliano atendiendo a la presencia de figuras de repetición como la anáfora (habitual en toda la elegia y especialmente e4n Tibulo) y otras variantes de esta (geminación, reduplicación, gradación, epífora y políptoton), al uso de la adjetivación, a la presencia de palabras y junturas que aparecen por vez primera en el elegíaco (así, p.ej., aeterna urbs en referencia a Roma, celeber en lugar de clarus, emereo con valor transitivo y sentido erótico, loquax aplicado a los ojos, etc), al empleo de formas arcaizantes o al uso extendido del infinitivo de perfecto. En cuanto a la métrica, Maltby destaca la importancia de Tibulo para el impulso del dístico elegiaco en la poesía latina y su papel como introductor de efectos prosódicos que fueron luego desarrollados por Ovidio.

La última porción de este Companion, a cargo de P.E. Knox, versa en concreto sobre el libro III (ese que unido a los dos libros de elegías auténticamente tibulianes hace que el conjunto reciba el nombre de Corpus Tibullianum o. según la denominación de Tränkle, el de Appendix Tibulliana). Este capítulo se presenta de una forma más habitual y no con tantas apuestas metodológicas como las que planteaba Newman en la parte inicial, ya que trata de ofrecer una visión de conjunto, dispuesta de forma lineal y apoyada en la bibliografía correspondiente, sobre los cinco bloques de poemas que lo componen y que ya hemos mencionado antes. Entre explicaciones de carácter literario, autorías y atribuciones, exposición del contenido de los poemas, relaciones con otros textos y autores, y aclaración de cuantas cuestiones históricas y de realia le resultan oportunas, Knox introduce amplias porciones de las composiciones estudiadas - acompanadas de su correspondiente traduccíon - y culmina su ordenado y pertinente comentario con una consideración final acerca de cómo se formó esta collección de elegías (más el poema en hexámetros dedicado a Mesala).

La bibliografía relativa al poeta que se cita a lo largo de los tres capítulos comentados y que se recoge al final del volumen (161-6) contiene un buen número de títulos imprescindibles - más antiguos o más modernos - sobre las múltiples cuestiones que aquí se plantean (estudios globales sobre el género, sobre el poeta o sobre cuestiones estilísticas y trabajos puntuales sobre pasajes, aspectos o temas concretos de particular interés en la poesía de Tibulo.) Evidentemente, como es el propósito de un libro que queda ya definido en su propio titulo por un claro espíritu de brevedad y concisión, no se trata de una bibliografía exhaustiva ni mucho menos completa, pero sí es un elenco de títulos relevante y que cumple sobradamente para indicar a los estudiantes a los que va destinado el volumen el camino que tienen que seguir para buscar más información y profundidad de análisis. Sin embargo, es aqui donde nos parece que este Short Companion tiene su más oscuro lunar, ya que, según dijimos antes, brilla por su ausencia toda mención a estudios espanoles o escritos en espanol sobre la figura y la poesía de Tibulo (salvo la obligada mención a la imprescindible edición y comentario de los poemas ligdameos a cargo de F. Navarro Antolin y la referencia al artículo de Emerita a cargo de J.L. Moreno sobre Tibulo y Ovidio). Resulta ya un lugar común senalar esta desidia en algunos estudios extranjeros (sobre todo del ámbito anglosajón) y en este caso parece más ilamativa no solo por el hecho de que contamos con un buen número de publicaciones espanolas (entre trabajos concretos, traducciones y ediciones) sobre la obra de Tibulo, sino sobre todo porque la mención en el capítulo de Newman a la figura de fray Luis de Léon en su relación con el elegáco, aunque se haga con la liviandad y brevedad senalada, requería de una noticia sumaria de algunos estudios imprescindibles sobre el tema alumbrados por las Filologías Hispánica y Clásica que se hacen en Espana.

Un indice mixto de nombres y de cosas notables más un breve registro de pasajes citados (167-70 y 171-2, respectivamente) ponen el colofón a este interesante libro, de buena factura editorial (aunque un poco descuidado en la disposición formal - texto y notas - del segundo capítulo en comparacíon con los que lo circundan) y muy apropiado para dos cosas fundamentales: por un lado, para proponer al lector/alumno alternativas de estudio y análisis en torno a la obra de un poeta clásico (como hace Newman) y, por otro, para ofrecer información contrastada y actualizada de los aspectos más relevantes tratados por la crítica en relación con la elegía tibuliana (como hacen Maltby y Knox). En resumidas cuentas, un libro para aprender y penetrar en el conocimiento y disfrute de la poesía latina clásica a través de los muchos valores históricos, estilísticos y literarios que aquí se destacan sobre Tibulo.

JUAN LUIS ARCAZ POZO
Universidad Complutense de Madrid
arcaz@ucm.es


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